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El poder de la concentración

¿Cómo se aprende un idioma?
 Hablándolo. Así de rotundo y así de claro. 
 Se aprende interactuando. Hablando y escuchando.
 Aunque parece algo obvio, no siempre se aplica en las aulas.

Cerebro-Esponja
Los niños pequeños pueden aprender muy deprisa porque tienen un gen “prelingüístico”: una parte específica de su cerebro que les permite asimilar, en los 7 primeros años de vida, hasta 4 lenguas maternas. (Se le llama lengua materna porque la aprendemos de nuestros padres sin intervención pedagógica, desde el nacimiento, o incluso antes.) Y sólo se es bilingüe si se sueña, se piensa y se habla de manera completa en todas y en cada una de las lenguas maternas, sin mezclarlas.
Se dice bilingüe porque suelen ser dos lenguas, normalmente una del padre y otra de la madre. Y aunque es bastante menos frecuente, podrían llegar a ser tres lenguas maternas, y en este caso sería trilingüe.

Pero el ser humano, a partir de cierta edad, no es capaz de usar su cerebro de la misma manera pues la “esponja” no absorbe con la misma intensidad, y se especializa más en procesar lo que tiene. No podemos añadir ya a nuestra mente ninguna lengua madre sin actividad lingüística consciente. Al aprender una lengua nueva lo que hace nuestro cerebro es asimilar, corresponder y adaptar la nueva información y los nuevos vocablos, a los ya existentes.

Muchas veces queremos o necesitamos aprender lo antes posible una lengua, pero no se dispone de tiempo o dinero para viajar a otro país. Incluso así, necesitamos usar todos los sentidos para sumergirnos completamente en un aprendizaje rápido por lo que tendríamos que convivir con hablantes de esa nueva lengua.

Desgraciadamente, esto tampoco es sencillo. No es fácil introducirse en otro mundo diferente al tuyo de forma repentina y sin conocer el idioma. Ésta es quizá la parte más complicada del aprendizaje y la que hace, en muchos casos, que desechemos la idea.


Por ello, creo que es la más importante y en la que debemos tener más cuidado los profesores de idiomas. Si no se introduce al alumno correctamente en este nuevo océano de palabras, puede llegar a ahogarse. Puede darse el caso de que incluso aborrezca esa lengua para toda la vida.

Los cinco sentidos
Las frases son la herramienta fundamental del profesor, más que las palabras. Pues las palabras sueltas no nos dan un significado completo y pueden no ayudarnos a la concentración y llevarnos al aburrimiento. Y para la concentración tenemos que usar las herramientas de la curiosidad, la atención, el misterio y sobretodo de la interpretación, esencial para transmitir.

No podemos enseñar una lengua sin contextos. Tenemos que sentir lo que decimos, expresar la entonación como en un teatro. Exagerando pero sin perder ni por un momento la perfecta pronunciación. Interpretando como actores lo que estamos diciendo y hacer que el oyente sea partícipe de la obra teatral.